LE CORBUSIER #LaArquitumbadelArquitecto
"Nada es
trasmisible sino el Pensamiento” es el título del último texto escrito
por Le Corbusier antes de su muerte en 1965. Una frase que explica de
modo muy completo la razón por la cual el legado de este hombre ha
tenido carácter insustituible para el desarrollo de la arquitectura.
Porque no fue sólo a través de la divulgación ordenada de su obra,
llevada a cabo con la intención de hacer accesibles a todos las
motivaciones que lo llevaron a hacer lo que hacía, publicada en los ocho
volúmenes de unas Obras Completas que, como dijo una vez el crítico
inglés Kenneth Frampton, son la mejor exposición del Método de la
arquitectura moderna.
Sino también por el ejercicio permanente de la escritura utilizando una prosa muy personal, atractiva, apasionada, impregnada de una visión humanista de ambición universal que lo convirtió en vocero excepcional de las preocupaciones de su tiempo.
Sino también por el ejercicio permanente de la escritura utilizando una prosa muy personal, atractiva, apasionada, impregnada de una visión humanista de ambición universal que lo convirtió en vocero excepcional de las preocupaciones de su tiempo.
Mi
formación como arquitecto debe mucho a ese pensamiento que Corbu se
esforzó en trasmitir. O -me corrijo- a la interpretación que le he dado a
la palabra con la que deseó expresarlo. Ya no son las formas de su
arquitectura lo que repercute en lo que hago, aunque ellas señalen unas
coordenadas importantes, sino el deseo de hacer honor a una actitud, a
una visión del papel del arquitecto y de la arquitectura, a un modo de
ver el mundo desde la disciplina, que me parecen referencias esenciales
para entender lo que tenemos ante nosotros.
El
legado de este hombre excepcional incluyó, precisamente como parte de su
visión del mundo, mucho de su vida personal. Así nos enteramos por
ejemplo de la devoción por su madre, a quien le construyó una casita en
las orlllas del lago Léman en Suiza que es un verdadero poema de
sencillez y de clarividencia sobre los recursos de la arquitectura
nueva, lejos de toda pretensión, hermosamente simple, lección permanente
para todo arquitecto que desee conservar una visión de lo esencial. O
de su quieta relación con Ivonne Gallis quien permanecía concientemente
en un segundo plano lejos de toda publicidad, pero que fue compañera
constante; expresada en una conmovedora descripción de sus últimos
momentos, a los cuales asistió, tomándole de la mano.
O de su
pasión por el mar, por el Mediterráneo, que visitaba todos los veranos,
buscando un lugar solitario en Roquebrunne-Cap Martin, al sur de
Francia, justo al lado de la frontera con Italia, donde construyó una
cabañita mínima, que se conoce como Le Cabanon en francés, basada en
dimensiones del Modulor, el sistema normativo al cual le dedicó gran
parte de su vida. De su búsqueda hacia los límites meridionales
(incansablemente hacia el Sur, escribió una vez) que lo llevó a
construir una ciudad en La India, Chandigarh, que hoy es patrimonio
cultural de ese país milenario. Y explican el porqué muchas de sus
enseñanzas germinaron con vigor y brillantez en estos países de sol y
calor.
Ya he
mencionado que un viaje reciente junto a mi esposa fue en gran parte un
peregrinaje que a través de la arquitectura buscaba revivir ciertos
mensajes de este personaje del mundo captados en épocas tempranas de mi
vida. Y su culminación era un deseo personal de conocer la pequeña bahía
en la cual, nadando como gustaba de hacer en las mañanas, su corazón
dejó de latir. Había leído de las circunstancias de ese postrer momento.
Que su cuerpo había sido visto por un pescador y llevado a tierra. Que
se le hicieron homenajes fúnebres unos días después en el patio de honor
del Louvre donde pronunció unas palabras André Malraux. Y que luego
había sido inhumado en el cementerio de Roquebrunne donde yacía su
esposa fallecida unos años antes.
Había
visto una foto de una conmemoración reciente en ese lugar y tuve deseos
de visitarlo para rendir tributo a este hombre, que siendo tan distante
en el tiempo, de inalcanzable talla de artista y separado de mí
geográfica y culturalmente, he incorporado sin embargo a una especie de
santoral privado junto a otras personas, artistas o no, seguramente
pecadoras, pero personajes claves en la formación de mi conciencia.
Así, al apenas llegar al hotel, tomamos ruta hacia el cementerio.
Está
construido a base de terrazas en una fuerte pendiente rocosa que mira
hacia el mar. Fuimos orientados hasta la tumba por uno de esos franceses
simpáticos típicos del Sur de ese país que reparaba la tumba de su
familia. Llegamos a la terraza J donde unos metros antes de un espacio
dedicado a los muertos de la última guerra, presidido por la bandera
francesa y un pino cuidadosamente podado como una escultura abstracta,
se encuentra la sencilla sepultura de Ivonne y “Charles Edouard
Jeanneret dit Le Corbusier”, fallecido el 27 de Agosto de 1965, ayer
hace 43 años.
Allí
estuvimos mi mujer y yo durante unos minutos en recogimiento y llevando
el pensamiento hacia ciertos mundos personales inevitablemente unidos al
misterio de la relación entre uno y el mundo, entre las limitaciones de
la pequeñez personal y las fronteras abiertas por seres humanos que
vivieron para dejar huella intemporal.
Hoy que
escribo recuerdo un foro en nuestra Facultad de Arquitectura promovido
por Carlos Raul Villanueva unos meses después de ese Agosto, en el cual
participé como joven profesor de quien se conocía el entusiasmo por la
obra del ausente. Ese día Villanueva se expresó vivamente emocionado,
hasta casi las lágrimas, de aquel a quien admiraba y consideró su amigo.
El otro participante, muy al día, muy iconoclasta él, habló con la
distancia hacia el personaje que ya empezaba a ponerse de moda. Yo hice
referencia a los intentos, unos años antes, en los que participé
activamente, de invitarlo a construir en Caracas el Palacio de Justicia,
invitación que declinó por razones de salud. Y tal vez hablé del tesoro
personal que era y es para mí una carta que me envió, con un dibujo del
delta del Ganges hecho desde un avión, destinado a una publicación
académica que pensaba hacer sobre su obra. Y que alguna vez haré.
Dibujo
presidido por una frase escrita de su puño y letra que todavía hoy nos
sugiere muchas cosas y nos alienta a continuar: ¨Todo llega al Mar¨."
Texto extraido de una publicación encontrada al azar.
Texto extraido de una publicación encontrada al azar.
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