ESTACION CENTRAL DE NUEVA YORK
Hoy desde Alfavino.blogspot.com/ presentamos el Edificio de La Gran Estación Central de Nueva York, edificio que ha propiciado infinidad de películas y que lo seguirá haciendo durante muchos años.
Cuando se inauguró, en febrero de 1913, hace ahora cien años, se convirtió en la terminal ferroviaria más grande y lujosa nunca construida. No se reparó en gastos: el reloj que corona la fachada principal es la mayor obra realizada con cristal de Tiffany; la escalera que domina el gran vestíbulo se diseñó a imitación de la de la Ópera de París; el techo abovedado es un mural astronómico que representa el cielo del Mediterráneo,
en el que trabajaron 50 pintores; y el reloj que adorna el punto de información ha sido valorado por la casa Sotheby’s en unos nueve millones de euros. En el tercer piso, se instalaron los estudios de radio y televisión de la CBS desde los que Groucho Marx y Bob Hope, entre otros, entretuvieron a todo el país. No era un edificio, sino una creación artística por la que, como si se tratara de Park Avenue o Sunset Boulevard, hacían acto de presencia celebridades y millonarios antes de acceder a sus vagones de primera clase.
Parte de la historia de la cinematografía se rodó en sus andenes, los mismos por los que pasaron estrellas, magnates y presidentes. Ciento cuarenta y cuatro años que han hecho de este edificio un símbolo del Nueva York más mundano y glamuroso.
En el año 1933 Marion Davies y Bing Crosby, fueron los protagonistas de "Amores en Hollywood", primer filme que se rodó en el maravilloso edificio de la Estación Central.
Posteriormente en el año 1953, Fred Astaire descendía del 20th Century Limited, el tren que le había traído desde Chicago hasta Nueva York. El expreso 20th Century Limited, que unía Nueva York y Chicago, era la línea más exclusiva del servicio ferroviario y solía llegar a la Sala Biltmore, aunque el vagón del que desciende Astaire, se había situado en el anden 34. En esta plataforma, se realizaron casi todas las secuencias de las películas rodadas en Grand Central en las que los protagonistas llegan o se marchan en un tren. La razón es que era de las pocas que no contaba con columnas que pudieran dificultar los planos.
Alfred Hitchcock fue un enamorado de su arquitectura, y vio en la terminal el escenario ideal para una de las secuencias más recordadas de "Con la muerte en los talones", la huida de Cary Grant perseguido por la policía. En tres tomas largas recorre el vestíbulo, atestado de extras. Desde ese momento Grand Central ya podía considerarse como parte de la historia del cine, aunque después su currículo se ha ido engrosando con muchas otras producciones que la han utilizado como decorado: allí encuentra Robin Williams a la mujer de sus sueños en 'El Rey Pescador'; sobre uno de sus andenes, Al Pacino cae muerto a tiros durante la última secuencia de Carlito’s Way, en Men in Black II, una comunidad de alienígenas vive dentro de una taquilla para equipaje , Russell Brand cierra la estación para una cena íntima en "Arthur" y los dibujantes de DreamWorks estudiaron durante meses la estación para reproducirla en "Madagascar".
La lista es casi interminable ('Supermán', 'Cotton Club', 'Huida a medianoche', 'El coleccionista de huesos', 'Revolutionary Road'...), hasta culminar, con 'Los Vengadores', película en la que el edificio vuela en pedazos por culpa de unos extraterrestres con escaso sentido de la historia y la arquitectura. Durante estos años el edificio de la Gran estación central ha sufrido diferentes intentos de demolición, saliendo siempre victorioso de ellos. Afortunadamente el edificio terminó siendo calificado como monumento nacional.
Otras películas:
Tiempos Modernos (Charles Chaplin, 1936)
Con la muerte en los talones (Alfred Hitchcock, 1959)
Los intocables de Eliot Ness (Brian de Palma, 1987)
Atrapado por su pasado (Brian de Palma, 1993)
Armageddon (Michael Bay, 1998)
Superman (Richard Donner, 1978)
Como anécdota podemos señalar lo que se convirtió en "La habitación del beso". Lugar que para preservar la privacidad de algunos de los usuarios de la Gran Estación Central, se construyó un pasaje secreto en la plataforma 61, que conectaba con un ascensor para acceder directamente al hotel Waldorf Astoria, alojamiento habitual de los ilustres visitantes de Nueva York y situado a unos cientos de metros de la estación. El acceso conectaba con la Sala Biltmore, lugar utilizado tanto por políticos, actores y todo tipo de personajes influyentes, para sus encuentros furtivos y alejados de los oobjetivos de la prensa.
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